Lázaro Cárdenas, Mich., agosto 20.- ¿Por qué el Puerto de Lázaro Cárdenas no rememora sus grandes momentos?, sobretodo cuando la vinculación con la comunidad donde se asienta requiere aún de una gran tarea. Este mes se cumplen dos años de la proeza de navegación ocurrida en su dársena y canales, mejor conocida como la “maniobra de salvataje del Cape Island” ocurrida el ocho de agosto de 2019.
Se pensó que por razones de la pandemia el primer aniversario de ese acontecimiento pasó sin pena ni gloria, sin mención alguna. Y la expectativa era que en este agosto, en el segundo aniversario, sí habría algún recordatorio simbólico al menos debido a la tercera ola del Covid que es tan implacable ahora con la comunidad de Lázaro Cárdenas. Pero no, nada ha ocurrido otra vez.
Así que vale la pena traer a la atención pública uno de los acontecimientos del mundo marítimo más extraordinarios y singulares ocurrido en el Puerto de Lázaro Cárdenas. Nos atreveríamos a decir que tal suceso, que por cierto no tiene precedente, estableció el nivel de capacidad integrada con que cuenta la terminal marítima internacional michoacana, de acuerdo con opiniones de los enterados.
No obstante y desde nuestra particular opinión, la excepcional maniobra de navegación no ha tenido aún el reconocimiento que merece.
Fue esta una maniobra de “salvataje” del navío “Cape Island”, de bandera chipriota, realizada con arriesgada precisión en agosto de 2019 en el Puerto de Lázaro Cárdenas, bajo el pilotaje del capitán de altura José Ramón Mendoza Ramos, un marino local que ha enorgullecido al propio puerto y a la ciudad. Mendoza Ramos lamentablemente falleció unos meses después a consecuencia del Covid.
Afortunadamente contamos con una detallada descripción de ese salvataje que nos ofreció el capitán Mendoza Ramos en una entrevista exclusiva y con base en ella maginemos la peligrosa maniobra del navío Cape Island, de 288 metros de eslora, o largo, y de más de 162 mil toneladas de peso bruto, con una carga de 139 mil toneladas de aglomerado de mineral, para la empresa siderúrgica local ArcelorMittal.
El enorme navío se queda sin máquinas
El enorme navío había arribado a mediados de junio a la zona de fondeadero del Puerto de Lázaro Cárdenas para ser descargado en el muelle de Metales y Minerales, pero antes de acceder al canal de navegación de acceso al puerto sus máquinas se apagaron inesperadamente, para dejar a la embarcación sin propulsión propia, es decir sin capacidad de efectuar absolutamente ninguna maniobra de navegación por cuenta propia y a merced de las corrientes marinas.
La primera de sus decisiones fue la de abortar su ingreso al puerto, pero esa posibilidad fue descartada y siguió una larga espera de dos meses con el navío inerte, cuyos 21 tripulantes fueron evacuados vía aérea poco después. En tanto, la empresa propietaria de la embarcación, la aseguradora, la empresa de rescate T&T Salvage, de Estados Unidos, y las autoridades portuarias mexicanas evaluaban el rescate del navío.
Uno de los principales obstáculos era que debido a la peligrosidad de la maniobra había que tomar decisiones de muy alta responsabilidad y salvaguardar la vida de los involucrados, a la propia embarcación y a las instalaciones portuarias Además, no había capitán que se animara a pilotear el barco en esas condiciones.
Reparar la maquinaria del barco en altamar era ya otra posibilidad descartada, así que solo quedaba refugiar el barco en algún puerto y no había otro que el de Lázaro Cárdenas por su proximidad y amplitud de canales, aunque ello no restaba riesgos a la arriesgada maniobra.
¡Pero faltaba el capitán!
Después de varias deliberaciones técnicas, consultas y valoraciones, las autoridades marítimas mexicanas aprobaron el ingreso del Cape Island al puerto de Lázaro Cárdenas, con las responsabilidades inherentes a la naviera. ¡Pero faltaba el capitán! De acuerdo con las leyes marítimas mexicanas, un barco de bandera extranjera solo puede ingresar a un puerto mexicano piloteado por un capitán de altura mexicano. Así que el margen de posibilidades se reducía, porque, de hecho, nadie se animaba.
Excepto un marino local, quien finalmente aceptó el reto: el capitán de altura José Ramón Mendoza Ramos.
Fue así que en una inteligente estrategia dirigida por la Capitanía de Puerto de Lázaro Cárdenas y en conjunto otras entidades portuarias relacionadas, se decidió remolcar en enorme navío hacia la Terminal de Metales y Minerales dentro del recinto portuario en una maniobra arriesgada, muy delicada y de alta precisión, que demandó también de toda la destreza de otros pilotos de puerto mexicanos quien tripulaban seis remolcadores de apoyo.
Esta delicada operación se desarrolló durante ocho horas, desde las cuatro de la mañana de aquel 8 de agosto hasta las 12 horas de ese mismo día, luego de que el práctico de puerto José Ramón Mendoza Ramos abordó el navío en el área de fondeadero para iniciar el ingreso de la embarcación al puerto, cuya inusual y significativa maniobra requirió darle vuelta al navío dentro de la dársena principal del puerto, lo que demandó de una destreza y precisión excepcionales.
Esta operación fue presenciada por inspectores de Estados Unidos. Incluso el capitán Ramón Mendoza Ramos recibió el reconocimiento del capitán Javier Fernández Perroni, director en ese momento de la Marina Mercante, quien a nombre de la Dirección General de la Marina Mercante le expresó su ese reconocimiento por su disposición en el servicio y haber llevado a cabo, conjuntamente con otros pilotos de puerto, la maniobra de entrada al Puerto de Lázaro Cárdenas del navío “Cape Island”.
En la bitácora del navío quedó registrada la historia
Con todo, la operación no había culminado del todo, porque si bien el salvataje, es decir la parte más peligrosa de la maniobra, había llevado el barco hasta el muelle de Metales y Minerales para ser descargado, aún faltaba remolcar el enorme navío hasta otro sitio seguro dentro del puerto donde habría de ser reparado. Puede decirse que esta era la fase final de la operación, la cual también estuvo a cargo del capitán Mendoza Ramos al pilotear por segunda vez al “Cape Island”.
A 106 días de haber ingresado al puerto, el “Cape Island”, ya reparado, zarpó el 22 de noviembre de 2019 rumbo a Perú, y el navío volvió a ser piloteado en su salida por tercera vez por el capitán José Ramón Mendoza Ramos, a petición de la naviera y en una especie de reconocimiento por el feliz desenlace del barco y sus tripulantes.
A la fecha, el mega buque navega por los mares del hemisferio sur, y lleva en su bitácora una particular historia de lo que se hace en el Puerto de Lázaro Cárdenas por los navegantes que le acceden.
El Presidente de la Asociación de Agentes Navieros y Consignatarios de Buques del Puerto de Lázaro Cárdenas ( AANCLAC ), Eugenio Vargas Ceja, rememora esta maniobra como una muestra de la capacidad integrada que tiene la terminal marítima michoacana para operaciones exitosas en todos los sentidos.
Eugenio Vargas, titular de la agencia naviera MEXSHIPPING, precisó que en ningún puerto se aspira a tener que enfrentar situaciones reales de riesgo como ingresar un barco sin propulsión cargado con 130 mil toneladas, pero que se debe estar preparado para cualquier contingencia, y en Lázaro Cárdenas, dijo, hay esa capacidad.
Así, el “Cape Island” entró a la historia del Puerto de Lázaro Cárdenas.
De acuerdo con datos disponibles, se trató de un salvataje que solo pudo haber sido realizado en un puerto como el de Lázaro Cárdenas por su excepcional infraestructura de canales y por sus altas capacidades.
-o0o-
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.