domingo, 4 de abril de 2021

Una revelación que dejó fríos a muchos

Por René Chávez

Lázaro Cárdenas, Michoacán, 4 de abril.- El Puerto de Lázaro Cárdenas siempre ha estado sujeto a una fuerte competencia, pero nunca tan despiadada como por  allá por finales del 2001, cuando el puerto empezaba a despuntar. El gobernador michoacano de la época, Víctor Manuel Tinoco Rubí, hizo entonces reveladoras declaraciones en una de sus últimas visitas a Lázaro Cárdenas, al afirmar que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público había estado a un paso de cancelar los recursos destinados a la conclusión de la Autopista Siglo XXI, porque “albergaba dudas en cuanto a su rentabilidad”.

El anuncio del gobernador dejó fríos a muchos, pese al candente sol que ese día de 2001 caía a plomo aquí en Lázaro Cárdenas.  ¿Cómo era posible que el gobierno federal, a esas alturas, hubiese puesto en duda el enorme valor estratégico de la anhelada vía carretera?  Lo dicho por Tinoco Rubí confirmaba lo que ya se sospechaba, que la nueva ruta Lázaro Cárdenas-Morelia contaba con numerosos y serios opositores.  

En el fondo de esa oposición existía una cruenta lucha por eliminar al Puerto de Lázaro Cárdenas de una competencia regional por apropiarse de los inminentes puentes terrestres comerciales, que entonces se pensaba como la opción para conectar a los dos océanos (Pacífico y Golfo) en el traslado de mercancías.  Se vislumbraban por esa época tres puentes interoceánicos que requerían puertos, vías carreteras y ferroviarias: el del Itsmo, que cruzaría la parte más angosta de la República mexicana, partiendo del puerto de Salina Cruz, Oaxaca; el de Lázaro Cárdenas-Nuevo Laredo, y el de Manzanillo-Altamira.  De los tres, solo los dos últimos tenían realmente viabilidad y se cree que ahí es donde se movían los intereses contrarios al Puerto de Lázaro Cárdenas y la Autopista Siglo XXI.

El caso es que Tinoco Rubí obtuvo una fina cuanto silenciosa victoria y logró la garantía de que la terminación de la Autopista Siglo XXI no se detendría.  El pago político de esa victoria fue que él, el principal impulsor de la vía carretera, jamás la inauguraría.  Pero el Puerto de Lázaro Cárdenas ganaba, al mismo tiempo, una de sus principales luchas.

Las condiciones del mercado marítimo internacional, que volcaron el tráfico naviero del Altántico-Golfo al Pacífico, propiciaron una de las más fuertes competencias entre dos puertos del Pacífico mexicano: el de Lázaro Cárdenas, en Michoacán, y el de Manzanillo, en Colima; una competencia comercial poco publicitada pero no menos real.  Ambos puertos, que no comprenderían hasta mucho después que podían beneficiarse como competidores, empezaron a disputarse la categoría de ‘Puerto Hub’, un término que equivale a ‘Puerto Concentrador’.

Manzanillo nunca pensó que Lázaro Cárdenas podría alguna vez volverle a disputar la carga.  En 1995 el fuerte grupo Transportación Marítima Mexicana (TMM) obtuvo la cesión de la principal terminal de contenedores de Manzanillo, después de que por ausencia de vías de comunicación adecuadas decidió abandonar el puerto de Lázaro Cárdenas, quien por entonces ya operaba carga contenerizada.  Es curioso pero Lázaro Cárdenas tuvo que aguantar por varios años la vergüenza (comercialmente hablando) de tener una terminal superior a la de Manzanillo, pero sin carga.

Mientras Manzanillo se saturaba de carga en los siguientes años, el Puerto de Lázaro Cárdenas no lograba siquiera licitar su terminal de contenedores.  De pronto, vinieron los cambios económicos y tecnológicos.  El mercado aceleró la construcción de navíos cada vez mayores, hasta llegar al punto de rechazar al canal de Panamá (la vía interoceánica tradicional) por limitado para recibir las nuevas embarcaciones, y empezó a buscar puertos con infraestructura capaz, como el de Lázaro Cárdenas. Y ahí empezó todo.

¡Pero Manzanillo no lo podía permitir! Por ejemplo, el fuerte grupo TMM había ya invertido suficiente dinero en sus instalaciones como para que ahora Lázaro Cárdenas se quedara con  la mayor parte de las cargas asiáticas.  En los foros más importantes del comercio marítimo y en no pocas informaciones y artículos periodísticos, se mencionaba entonces al Puerto de Manzanillo como el acceso marítimo internacional ideal para el mercado Asia-América.  La organización de Cooperación Económica Asia Pacífico, mejor conocida como la APEC, no tenía en aquel tiempo siquiera ubicado al puerto de Lázaro Cárdenas, pues solo consideraba al Puerto de Manzanillo como el puerto en potencia.

Hoy la realidad es distinta y ni siquiera podría afirmarse que la rivalidad comercial entre Manzanillo y Lázaro Cárdenas existió alguna vez, aunque siempre seguirán siendo competidores.  No obstante, el Puerto de Lázaro Cárdenas tiene y seguirá teniendo otros fuertes competidores que le disputarán a cada paso cada tonelada de carga, cada metro de conectividad terrestre o ferroviaria, cada facilidad logística, cada eje marítimo, cada cercanía con un puerto seco, cada grado de eficiencia y cada peso en costos, entre otras variables.

Y uno se pregunta hoy ¿a qué nivel de nueva competencia se enfrentaría Lázaro Cárdenas con el horizonte que promete la ambiciosa red ferroviaria de carga de Canadá-EU-México?  

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