martes, 6 de abril de 2021

“John Rodgers”, el héroe de guerra que encontró su final en el Puerto de Lázaro Cárdenas

N. de R. Este pequeño reportaje, de la autoría de René Chávez, fue publicado el 27 de agosto de 2010 en el blog del INDICADOR del Puerto

Por René Chávez 

Lázaro Cárdenas.- El destructor John Rodgers DD574, bautizado en México por las autoridades de la Marina como el ARM Cuitláhuac, parece haber encontrado un final inmerecido, luego de que la embarcación fue remolcada a mediados del mes pasado de su prolongado atraque en el muelle de la Terminal de Graneles a la Terminal de Ecomar, instalación de desmantelamiento y reciclaje integral de embarcaciones.

Y es que el destructor John Rodgers ya resultaba incómodo y peligroso para la Terminal de Graneles, la cual se olvidó de cobrar por su estadía de casi 3.5 años en su muelle (cuando solo había accedido a que estuviese ahí por unos 15 días).

El destructor, también llamado Cuitláhuac, no pudo lograr un destino más digno, luego de que la Beauchamp Tower Corporation (una agrupación de veteranos de guerra que lucharon a bordo del John Rodgers en la Segunda Guerra Mundial) no consiguió llevarlo a los Estados Unidos, donde sería una pieza de museo.

Tampoco fue posible que el Patronato Pro UMSNH en Lázaro Cárdenas lo obtuviera en donación para convertirlo, aquí mismo, en un espacio para propósitos culturales, recreativos y de apoyo al Campus local de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Aunque no se ha confirmado oficialmente que el Cuitláhuac será desmantelado y reducido a piezas, éste destructor parece haber perdido finalmente su segunda batalla por regresar a los Estados Unidos o por sobrevivir, después de que los veteranos de la Beauchamp Tower Corporation (BTC) buscaron afanosamente recuperarlo.

Y es que el navío aún parece encontrarse, como si se aferrara a su última oportunidad, en medio de un complejo procedimiento jurídico, ya que éste fue donado por el gobierno mexicano a la Beauchamp Tower Corporation (BTC), pero ante la imposibilidad de que esta agrupación pudiese remolcarlo a la Unión Americana por razones tanto económicas como técnicas, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) habría intentado un mecanismo legal para recuperar la embarcación a favor de la Nación sin descuidar las formas diplomáticas con los Estados Unidos de Norteamérica.

“Rescatarlo nuevamente para México es un procedimiento sumamente complejo y delicado diplomáticamente, por lo que ahora se busca sacarlo de la actual figura jurídica que tiene (de donación a favor de BTC) para que encuentre su destino final”, dijeron hace poco menos de un año las autoridades portuarias consultadas.

A este respecto, las autoridades portuarias señalaron en su momento que de alguna forma el John Rodgers podría ser liberado de adeudos, siempre y cuando nadie reclamara derechos de cobro, porque ya urgía retirarlo de la zona comercial portuaria debido a los riesgos que presenta su permanencia dentro del puerto.

Lo único claro dentro de esta historia es que el John Rodgers ó Cuitláhuac ya está en la Terminal desmanteladora, en espera, seguramente, de ser reducido a chatarra. 

Algo de su historia:

El John Rodgers DD574 se negaba a desaparecer de la escena. El viejo destructor tipo Fletcher de la Marina norteamericana y rebautizado por la Armada de México como el ARM-Cuitláhuac, seguía atrapado en un reducto del muelle de la Terminal Granelera en espera de que su original tripulación, todos veteranos de guerra ahora, reunieran los recursos económicos suficientes para regresarlo a casa.

La Capitanía de Puerto de Lázaro Cárdenas confirmaba entonces que seguía solicitando a la Beauchamp Tower Corporation (BTC) el retiro del deteriorado navío de guerra, luego de que éste ya no pertenecía a la Armada de México desde que el gobierno mexicano lo donó a la organización no lucrativa a finales del 2006.

Pero la BTC, que concentraba los esfuerzos de los veteranos para financiar el costoso remolque del John Rodgers hasta Mobil Bay, Alabama, Estados Unidos, simplemente no había reunido la cantidad requerida, mientras que los costos de la permanencia del navío en un muelle comercial de Lázaro Cárdenas  seguían aumentando considerablemente.

Las autoridades portuarias mexicanas veían entonces tres escenarios posibles para el John Rodgers: uno, que fuese retirado lo más pronto posible para evitar riesgos en un muelle comercial que no tiene por objetivo contener embarcaciones fuera de uso. Dos, que finalmente la BTC decidiera venderlo, con la enorme dificultad de encontrar un comprador debido a que la venta no alcanzaría para pagar los gastos que ya había generado, según estimaciones. Y tres, decidir por el abandono del buque a favor de la nación, un proceso jurídico tan complejo como prolongado.

Habría una cuarta posibilidad, más lejana aún: que el gobierno norteamericano decidiera financiar el regreso a casa del héroe de guerra. Alternativa que de haber sido posible ya la habría conseguido la indoblegable voluntad de la BTC, sobre todo cuando esta organización tenía como propósito central convertirlo en un museo y en una especie de centro de apoyo técnico para eventuales desastres naturales.

En julio de 2010 este medio reseño a través de un artículo los detalles de la historia del John Rodgers hasta su situación actual, donde señaló que el célebre destructor, reconocido por su actuación en la Segunda Guerra Mundial, pasó a manos de la Armada de México en una fecha posterior a 1946, quien después de comprarlo lo rebautizó con el nombre de ARM-Cuitlahuac y lo puso en servicio nuevamente para vigilancia del mar patrimonial mexicano hasta el 2001.

“No es claro que pasó con el ARM-Cuitlahuac del 2002 a finales del 2005, cuando la Beauchamp Tower Corporation logró, mediante un acuerdo, que el gobierno mexicano se lo donara para el propósito antes señalado. Lo cierto es que el acuerdo de donación fue confirmado por México en noviembre del 2006, aún cuando ya desde septiembre de este último año el John Rodgers estaba programado para ser remolcado hasta Mobile Bay, Alabama, en los Estados Unidos, pero la corporación no tuvo fondos para pagar la operación”, escribimos entonces.

“Al obtenerse la donación inicial del gobierno mexicano, Beauchamp Tower Corporation lo desplazó de los muelles de la Armada de México en Lázaro Cárdenas hasta un muelle en la Terminal Granelera dentro de este mismo puerto, para esperar el regreso a casa, lo cual no ha ocurrido hasta la fecha”, mencionamos en el artículo de referencia.

Las fuentes consultadas se inclinan a pensar que el John Rodgers, una pieza histórica para los veteranos de la Marina de los Estados Unidos, finalmente acabará convertido en chatarra. ¿Cómo?, nadie lo sabe aún. A menos que el noble fin que se persigue obre un milagro. 

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